"Los días que podemos pasar en un centro de salud, ya en el primer curso, son un regalo y un estímulo para seguir estudiando"

La última práctica en centros sanitarios que pudieron llevar a cabo estudiantes de la Facultad de Medicina antes de su suspensión por la emergencia sanitaria del COVID19 fue la segunda puesta de bata de la temporada, que hicieron prácticamente la mitad de alumnos de primero en hospitales, centros de atención primaria y sociosanitarios vinculados a la Unidad Docente Territorial de Manresa. La actividad, que parte del alumnado había llevado a cabo unas semanas antes, ya se había tenido que cancelar una vez a raíz del temporal Gloria. En esta ocasión, el pasado 9 de marzo, fueron una cincuentena los y las estudiantes que pasaron toda una mañana acompañando un médico para ver en primera persona cómo es el día a día de su actividad profesional. Todos ellos se repartieron entre el Hospital Sant Joan de Déu de Althaia y Sant Andreu Salut en Manresa, el Hospital Sant Bernabé de Berga y varios centros del EAP Bages.

Es el caso de Juan Miguel Marin Cobo y Celia Manzanares, que pasaron la jornada de prácticas acompañando la doctora Sheila Bermejo, adjunta al servicio de nefrología del Hospital Sant Joan de Déu. Entre otros pudieron ver cómo funciona una sala de hemodiálisis, visitaron varios pacientes en planta y estudiaron sus casos clínicos. "Como estamos en primer curso y los contenidos de las clases son muy teóricos, tenemos pocos conocimientos clínicos, pero precisamente ahora estamos haciendo anatomía renal", explicaba Marin. Según el estudiante, "días como este son como un regalo que nos hace la Facultad, y un estímulo para seguir estudiando, porque te das cuenta que todas las horas de teoría merecen la pena".

"Hoy he aprendido humanidad"

En el mismo hospital, pero en la unidad de oncología, Anna Llobet se sentaba junto a la doctora Montserrat Domènech, jefe de este servicio, con quien pasó visita a varios pacientes. "Hoy hemos tenido algunas consultas duras, no ha sido un día fácil, pero he intentados enseñarle a Anna la importancia del respeto por el paciente, de explicarle el diagnóstico y las opciones que tiene de la mejor manera posible para dejar que sea él, con toda la información, quien tome la decisión de qué quiere hacer", explicaba Domènech. Sentada a su lado, Llobet coincidía, y afirmaba que "ha sido muy interesante observar cómo se establece la relación entre el médico y el paciente, sobre todo en el caso del oncológico, que es un perfil muy delicado al que hay que saber transmitir la información muy bien". La alumna, que explicaba que tiene familiares cercanos que han sufrido cáncer, aseguraba: "hoy sobre todo he aprendido humanidad".

A unos kilómetros de distancia, en el CAP Bages, Mireia Sallent y en Telmo Semperena aprendían el funcionamiento de un centro de atención primaria, cada uno de ellos en el consultorio de un médico de familia diferente. En el caso de Sallent, acompañaba la doctora Laura Camps, responsable de los residentes del centro, y explicaba que "está siendo una experiencia muy bonita que nos permite ver que además de estudiar un día seremos médicos y haremos lo que nos gusta". La alumna también se mostraba sorprendida de "la proximidad entre el médico y el paciente". Por su parte, Semperena, junto al doctor Joan Tobias, valoraba "poder ver cómo funciona el sistema desde dentro" y también afirmaba haberse dado cuenta de que "saber establecer una buena relación con el paciente es clave para nuestra profesión del futuro".

Prácticas motivacionales y muy acertadas

"Estamos acostumbrados a recibir alumnos con más base clínica que los de primer curso, pero este tipo de prácticas me parecen especialmente motivacionales para estudiantes a los que aún les toca centrarse en la teoría más dura", valoraba Sheila Bermejo quien recordaba que en sus años de estudiante "estas actividades no se daban". Lo mismo explicaba Joan Tobias: "Cuando yo hacía la carrera no veías pacientes hasta el final de todo y, a pesar que me ha sorprendido que a primer curso ya entren en los centros, me parece una actividad académica totalmente acertada" porque "es necesario que los futuros profesionales conozcan la realidad de la relación médico-paciente, y cuanto antes lo hagan, mejor ". En este sentido, Camps añadía que, "precisamente la atención primaria es un lugar perfecto para empezar el contacto con el mundo profesional, porque aquí la proximidad con el enfermo es muy grande y porque la diversidad de casos y situaciones que se pueden encontrar es importante".

Una primera mirada a su futuro

Pese a no ser habitual que las facultades de Medicina introduzcan prácticas en centros de salud en primer curso, la de la UVic-UCC apostó por ello desde el primer año de desarrollo del grado porque "es una puerta abierta para que vean qué harán en el futuro" y un "estímulo para seguir adelante con unos estudios que son difíciles y que, sobre todo al principio, son tan teóricos que distan mucho de la realidad profesional que acabarán ejerciendo", explica Jordi Aligué, responsable de la Unidad Docente Territorial de Manresa de la Facultad.

La puesta de bata, tres veces a lo largo del primer curso, tiene este objetivo. A segundo de las prácticas se orientan más hacia la simulación clínica y la disección, de cara a preparar al alumnado para el salto a tercero, cuando empiezan el primero de cuatro periodos de prácticas (uno por curso hasta sexto) en los que durante seis semanas se incorporan a un equipo de un centro hospitalario, de primaria o sociosanitario. También a partir de tercero, la simulación continúa, al tiempo que cada asignatura tiene sus respectivas prácticas específicas en unidades especializadas de centros asociados.